domingo, 22 de junio de 2014

¡Dadles vosotros de comer!


Una larga Historia.
En el evangelio de este domingo en que se celebra la fiesta del “Corpus Christi” se nos presenta la escena de la multitud escuchando a Jesús y la compasión de Jesús por la gente hambrienta.
La solución que él propone es clara: “Dadle vosotros de comer”. No se trata de una receta milagrosa. Se trata de un remedio “casero”.
Vivimos en un mundo de contrastes, recibimos impacto de noticias escalofriantes, desde las ganancias multimillonarias de unas minorías a las hambrunas generalizadas en países enteros. Desde negocios estratosféricos con el mercado de armas, a millones de desplazados a causa de las guerras.
¿Por qué tantos contrastes?¿Qué está pasando en nuestro mundo? Nos provoca angustia o rabia al verlo en las noticias de la prensa o la televisión, pero ¿qué impacto tiene para nosotras, hoy, la frase de Jesús: ” Dadle vosotros de comer”?
Mª Rosa Subirá. Rscj. (ver www. rscj.es)

...Desde el principio y llegada la plenitud de los tiempos

Lectura del libro del Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a


Moisés habló al pueblo, diciendo:
el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no.

Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios.
No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.»
Palabra de Dios.
Intento de asalto de la valla de Melilla.

Campos de refugiados sirios

Ancianos/as
Niños abandonados
Familias separadas.
Además del hambre físico, el hombre lleva en sí otro hambre, un hambre que no puede ser saciado con el alimento ordinario. Es hambre de vida, hambre de amor, hambre de eternidad. Y Jesús nos dona este alimento, es más, es Él mismo el pan vivo que da la vida al mundo. 
Su Cuerpo es el verdadero alimento en forma de pan; su Sangre es la verdadera bebida en forma de vino. No es un simple alimento; el Cuerpo de Cristo es el pan capaz de dar vida eterna, porque la sustancia de este pan es Amor. 
Un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la experiencia de la fe significa dejarse nutrir por el Señor y construir la propia existencia no sobre los bienes materiales, sino sobre la realidad que no perece: los dones de Dios, su Palabra y su Cuerpo.

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