lunes, 3 de noviembre de 2014

Con Santa Teresa en Soria.




  El 1 de noviembre la comunidad de Santa María de Huerta hizo un viaje a Soria para celebrar los 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús y el año jubilar que llega a toda España.
 El carmelo de Soria fue el penúltimo de los 17 conventos fundados por la Santa.
Doña Beatriz de Beamonte y Navarra había ofrecido su casa palacio y el obispo de Osma, Don Alonso Velázquez, les dio una iglesia que se comunicaba con el monasterio.
 El obispo había sido confesor de Santa Teresa en Toledo y presidió la inauguración el 14 de junio de 1581.
 La santa estuvo en Soria del 2 de junio al 16 de agosto.
 En aquella época había en Soria entre iglesias y ermitas unas treinta ,y seis conventos para una población de 6000 habitantes.
 Actualmente hay 14 carmelitas descalzas.
 Viven de su trabajo: bordados, pastas, formas para consagrar. Y son un centro de proyección espititual y mariana.
 Nosotras vimos una exposición teresiana y dos videos uno del carmelo actual y otro de las fundaciones de Santa Teresa.
Hay ideada una peregrinación por los primeros carmelos de las distintas autonomías: Castilla y León, Castilla La Mancha, Andalucía, Murcia.
  Si alguien quiere más información puede ponerse en comunicación con la casa de Santa María.
Callejón que conduce al monasterio
Entrada primitiva que conducía al Monasterio, hoy tapiada.
Vitrina con objetos de la época
Panel informativo.
1.     "" Toda la preten­sión de quien comienza oración (y no se os olvide esto, que importa mucho) ha de ser trabajar y de­terminarse y disponerse con cuantas diligencias pueda a hacer su voluntad conformar con la de Dios; estad muy ciertas que en esto consiste toda la mayor perfección que se puede alcanzar en el camino espiritual  2.      (Moradas Segundas, 7)

1.      Humildad es el ungüento de nuestras heridas; porque, si la hay de veras, aunque tarde algún tiempo, vendrá el cirujano, que es Dios, a sanarnos. (Moradas Terceras, Cap 2,6)


 1.      Después de hacer lo que los de las moradas pasa­das, ¡humildad, humildad! Por ésta se deja vencer el Señor a cuanto de él queremos.  Suyas somos, hermanas; haga lo que quisie­re de nosotras; llévenos por donde fuere servido. (Moradas Cuartas, Cap 2,9.10)