Días de oración y crecimiento personal. 23-29 Agosto. |
Hola a tod@s. Somos dos hermanas Clarisas que vivimos en
Llerena, al suroeste de Badajoz.
Toparnos con la noticia
del Encuentro en Santa María de Huertas, de la mano de
Dolores y Alfonso López-Fando, resultó providencial. Fue cuestión de segundos volar del ordenador
al teléfono para pedir poder participar. 617 kilómetros (el GPS es infalible calculando la ruta más corta),
atravesando media España, se hicieron
muy llevaderos.
Juntos, Dolores y Alfonso,
formando un tándem perfecto, un
combinado que podría ser definido como el
equilibrio de dos fuerzas en la que ninguna se impone. Y, junto a ellos, el
grupo… Tan plural, tan heterogéneo como la gente que rodeaba a Jesús: mujeres,
varones, monjas, jesuitas, casadas,
solteras, viudas, curas… Y, por resaltar
una figura tenue, suave, discreta, Antonio, el Marianista que, sin hablar con
exceso (cosa bastante inusual en los curas) decía mucho y transmitía más. Quedamos
muy agradecidas por su presencia y por la manera de celebrar, ayudándonos a vivir y a sentir la celebración.
Compartir, celebrar y
disfrutar la fe con personas desconocidas,
al principio, ha sido una experiencia muy luminosa que siempre “dice”
algo a la vida. Saborear el silencio, despojarlo de miedos y sombras;
profundizar la Palabra, dejarla reposar en el corazón y permitirle pro-vocar las nuestras (palabras) es uno de los logros de Dolores, con
“consecuencias”…
Hacernos un poco más con nosotras, con lo nuestro, con lo más humano, con eso que somos y que nos
habita sin que lo habitemos lúcidamente;
aceptar el compromiso de seguir
trabajando-nos, poniendo en diálogo cuerpo, mente, corazón y espíritu para poder vivir, al menor para intentarlo
cotidianamente, desde el proyecto, desde la elección y el don recibido, fue
algo que Alfonso consiguió con un lenguaje cercano, accesible y práctico.
Y por la noche, a “seranear”,
como cuando éramos niñas y observábamos a las vecinas arrimar sus sillas de
unas y otras hasta formar corro para entablar cálida conversación. Tiempo
precioso de recoger experiencias vividas, de compartirlas, de decir y dejar
decir, de guardar en el corazón y en la
memoria: rostros, gestos, miradas. Y todo ello en un clima de confianza, porque
te fías, y porque l@s otr@s se fían de ti. Y no sientes temor de abrir la vida.
Ni que l@s otr@s la abran ara ti. Darnos
la limosna del compartir y poder retirarte a la cama ben-decida, enriquecida.
Como dice Casaldáliga, “con el corazón
lleno de nombres”.
Desde aquí las gracias a las
hermanas y la gente que trabajó para que todo saliera bien ; gracias a Dolores, a Alfonso, a todas y a
todos… ¡por todo!
María y María Jesús.
VINE DE LEJOS POR UN
AMOR.
Algo te dice que estás cayendo en la rutina. No sólo en el
trabajo, sino también en las relaciones personales, las comunitarias, las
pastorales. No hay tiempo para pensar, sólo para ejecutar. Actividad, eficacia,
eficiencia.
Sientes que poco a poco el corazón cede espacio a la razón y
se va endureciendo, deja de ser esponjoso. La “ilusión” pierde luz.
Surge la necesidad de buscar un tiempo para parar y volver al
Amor primero.
Un pliego de “Vida Nueva” ofrecía actividades de verano.
Entre ellas la semana de Oración y Crecimiento Personal a cargo de Dolores
Aleixandre y Alfonso López Fando.
¿Por qué no? ¿Porque voy sola? ¿Porque no conozco a nadie?
¿Porque tengo muy pocos días de vacaciones? ¿Porque mi familia reclama su
tiempo? ¿Porque viajar a conocer mundo es una tentación? ¿Porque hay campos de
trabajo con empobrecidos más urgentes? Tantas razones…
Pero también están las otras razones. Las que empujan a hacer
un alto y volver a lo Esencial. Dejar espacio para la serenidad y la paz. Esa Paz
de la que dice el Papa Francisco que brota del corazón. “La llevaré al desierto
y le hablaré a su corazón (Os. 2, 16)”
Desde lejos: 600 kilómetros separan Granada de Santa María de
Huerta, a redescubrir un Amor que viene de lejos.
Una semana de silencio y reflexión. A mi, que me paso la vida
entre papeles, negocios urgentes, necesidades inmediatas, documentación,
requisitos formales, plazos, …
Una semana para ir sin prisa, con horarios relajados,
serenidad, paseo, oración, celebración. Una semana para volverse hacia adentro.
El corazón de Jesús, expresión simbólica de su amor, es
siempre fuente fresca y limpia. Y una que es bruja (“Bruja”: Dícese de religiosa o alumna del colegio Sagrado Corazón de
Granada) lo sabe desde niña.
En el camino de la vida un alto para acercarme a la Palabra y
a mi propio interior y redescubrir las razones y las intuiciones. En soledad
acompañada. En la ternura sobria. En la distancia cercana. En el silencio
sonoro.
Y desde ahí, como diría Francisco de Asís “Comencemos,
hermanos, que hasta ahora poco o nada hemos hecho”.
Rocío Contreras
UN AMOR QUE
VIENE DE LEJOS
Días de
Oración y Crecimiento Personal
(Sta. María de Huerta, 23-30 de agosto de 2013)
Con esta actitud fuimos hasta
Santa María de Huerta un grupo de 60 personas, laicas, religiosas y sacerdotes,
para adentrarnos, de la mano de Dolores Aleixandre y Alfonso López, en unos
Días de Oración y Crecimiento personal. Todas llegábamos reconociendo nuestros
cansancios y parálisis, nuestras pérdidas o cegueras… pero también nuestros
deseos, ilusiones y búsquedas. Todas, sedientas del Agua Viva que nos llegó,
fresca y nueva, a través del compartir de Dolores y Alfonso.
“Un Amor que viene de lejos” ha
sido el lema de estos días. Desde la Psicología y desde la Teología Bíblica,
Alfonso y Dolores nos han ayudado a revisar y revitalizar nuestra vocación personal
a la luz del Espíritu y con la conciencia de que este Amor siempre nos acoge,
perdona, alienta e impulsa.
Dolores, con su honda
espiritualidad y su sabiduría, nos fue presentando distintos personajes
bíblicos y así, de la mano de la mujer enferma de flujo, Bartimeo, Jairo, el
paralítico y sus amigos y tantos otros nos acercamos, como ellos, a Jesús de
Nazaret, el Señor, con fe y con confianza. Alfonso, desde su gran experiencia
como acompañante y sus conocimientos de la psicología humana, nos ayudó a
buscar la unidad de todas nuestras dimensiones: cuerpo, cabeza, corazón y
espíritu.
Ambos, con gran humor y mucha
preparación, hicieron de estos días una experiencia que todos hemos agradecido
con todo el corazón. Además hemos disfrutado de los dones que cada uno podía
aportar: los estiramientos matutinos que nos ayudaron a preparar el cuerpo
desde temprano, la animación litúrgica a través de los cantos
o la preparación de las celebraciones de manera participativa y cuidada. Cada
detalle, en medio del silencio, para favorecer el encuentro con Jesús de
Nazaret, el Amor de nuestras vidas.
Inma Eibe, ccv
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