Señor, Dios nuestro,
que en la humildad y sencillez de san Isidro, labrador,
nos dejaste un ejemplo de vida escondida en ti, con Cristo;
concédenos que el trabajo de cada día humanice nuestro mundo
y sea, al mismo tiempo, plegaria de alabanza a tu nombre.
Por nuestro Señor Jesucristo.
En la Parroquia preparando la procesión
Labrador y carpintero de vida sencilla, marcada por una profunda fe y devoción a la Virgen, y espíritu caritativo. Todos los días, de madrugada, acudía a la iglesia de Santa María de la Concepción, hoy Catedral de la Almudena, y a la ermita de Santa María Magdalena, por la que tenía especial devoción. Por la tarde, repetía sus itinerarios marianos, lo que provocaba las críticas de algunos de sus compañeros, que le calumniaban por tener abandonado el trabajo. Además de esta vida de oración y este fervor por la Virgen, se consagró a los pobres, con la ayuda de su mujer, que compartía con él su amor por los más necesitados.
San Isidro Labrador. Ruega por nosotros.
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