El papa ha invitado a "acompañar a la familia de hoy, sin juzgar", y también el Sínodo extraordinario debe leerse como "la etapa de un camino en el que se comparten las vicisitudes de la familia de hoy".
"La doctrina – subrayó el purpurado – no es un yugo impuesto, sino un camino de vida". "Conozco la realidad de una familia que vive la ruptura – prosiguió Schönborn recordando la separación de sus padres – pero la familia sigue estando, no es un ideal abstracto, sino una realidad: hay un padre y una madre, hay hijos que pasan periodos con el padre y otros con la madre. La Iglesia habla de verdad, pero lo hace con compasión. Y en esto necesitamos también un camino de fe".
"La acogida – subrayó el cardenal Schönborn – es una actitud personal humana y cristiana básica, pero el respeto por la persona no significa para la Iglesia el respeto de cualquier comportamiento humano. La Iglesia no puede cambiar el principio de la relación entre hombre y mujer entendido como don de la creación". Sin embargo, "hay un principio claro: debemos mirar a las personas antes que a su orientación sexual. No hay que mirar al dormitorio de las familias. Antes miremos a la sala de estar. Cada uno tiene una dignidad que va más allá de cualquier otra cuestión".
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