Las comunidades RSCJ de España estamos bien.
De Salomé Arricibita
Nos acompañamos entre nosotras cada noche por videoconferencia y otros medios.
Rezamos por los que sufren, sus familias... y tantas personas comprometidas para superar esta pandemia.
Nuestra vida, como en todos los hogares, se ha visto muy alterada. Algunas mantienen sus trabajos sanitarios o sociales fuera de casa, pero la mayoría estamos en casa, siguiendo las recomendaciones oficiales.
En comunicación con rscj de otros países, experimentamos con fuerza el Cor Unum que nos abre a otras comunidades, congregaciones, familias, amigos y colaboradores.
Este tiempo de Cuaresma nos abre a la esperanza que nace de la fe y a la humilde confianza en Dios.
DE
LA COMUNIDAD DE TETUÁN – APLAUSOS – (Dolores Aleixandre)
Los “confinados forzosos” en que nos hemos
convertido de la noche a la mañana, estamos respondiendo de manera
entusiasta a la propuesta de asomarnos cada tarde a las
ventanas para aplaudir a los que trabajan en la sanidad pública. En medio de
tanta calamidad, redescubrir el aplauso como forma de reconocimiento y gratitud
no es chica cosa. Siempre me ha llamado la atención
cuánto se aplaude en la Biblia (aplauden hasta los árboles en Is
55,12 y los ríos en el salmo 98, 8) y qué abundancia exagerada hay en ella de
verbos como exaltar, ensalzar, alabar, confesar, pregonar, engrandecer,
elogiar, glorificar, alegrarse, regocijarse, estar jubiloso, exultar, gozarse alegremente, cantar, tocar, gritar
de gozo, vitorear, aclamar, pulsar las cuerdas de un instrumento, batir palmas.
Un
detalle curioso: la exhortación a alabar (halll)
aparece 29 veces en los Salmos mientras que servir,
solamente dos. En este tiempo en que echamos de menos
trabajar y hacer cosas útiles, podemos entrenarnos en el aprendizaje de
aplaudir
DESDE OTRAS PROVINCIAS
DESDE UGANDA/KENIA
Mil gracias por compartir y por la iniciativa. Si me preguntaba como
estáis viviendo especialmente en nuestras casas de mayores, ya me imagino se
han tomado en serio todas las medidas. De verdad las noticias en concreto sobre
España son sobrecogedoras. Nosotras aquí un poco confundidas y en alerta,
porque todo es tan gordo, que dices: si en países desarrollados ha cogido tan
fuerte que pasara cuando llegue aquí, arrasará... . Por lo que nos informan
en todos los países vecinos ya han detectado casos y aquí hay unas
cuantas personas en cuarentena, pero nada confirmado. Con todo ya hoy han cerrado
colegios, universidades, etc. y estamos acompañando y muy unida al mundo
entero. A la vez vivo desde la serenidad de la fe y la confianza de que todo
esto también pasara, pero uff que precios más altos. Bueno no me enredo más en
palabras pues esto nos pone en nuestro lugar 'humildad' y silencio ante el
misterio del dolor.
Un abrazo fuerte y lo sabes muy unidas en la oración y el cariño. Ya nos
iréis poniendo al día. . Somos muy frágiles. Con cariño, Ma. Eugenia Herrera
DESDE CONGO
¿Cómo están nuestras hermanas?
En el Congo han cerrado las escuelas,
las Iglesias.. La gente no comprende la gravedad, y se van a vender a los
mercados y en los autobuses va demasiada gente. Muy unida, Bibiane Langa
DESDE PERU
Nosotras rezamos por ustedes. En casa tenemos la enfermería y
las mayores
Rezad también por
nosotras y por mi para que pueda cuidarlas ya que estoy apoyando en la
enfermería
Un abrazo,
Paquita Tamayo
DESDE HAITÍ
El Presidente acaba de decretar el confinamiento. Nosotras estamos bien
y preparadas, dentro de lo que cabe, para lo que se avecina.. aquí, en las
zonas rurales el confinamiento se puede dar sólo en los papeles porque la
mayoría de la gente vive en chozas o en casas
minúsculas que solo se usan para dormir.
El virus correrá como la pólvora en los espacios delante de las casas
donde los vecinos conviven todo el día. Allí se guisa, se come se juega, se
asea uno al caer la noche….
El chico de la gasolinera hoy tenía guantes, y con ellos hacia lo de siempre: servir gasolina, cobrar
y rascarse un ojo. También tenía mascarilla que se quitabamuy amablemente para
hablar con nosotros, con sus sucios guantes, y se la colocaba para llenar
nuestros tanque.
Así es la vida aquí, y esta situación no ha hecho más que empezar. El
primer caso de infección ha sido una belga que dirige un orfanato de 100 niños.
Es fácil imaginarse el drama. Ya hay barbaros que han atacado el centro. Son de
los que piensan que muerto el perro …
Por otro lado hay un montón de bandas armadas matándose unos a otros
por el control de territorios. En sus luchas mueren muchos inocentes, los más
pobres de los barrios.
Ahora la lucha es el Citè Soleil y les toca muy de cerca a nuestras
amigas, las Hijas de la Caridad que viven allí.
Nuestra zona es segura. Sólo nos pesa la incertidumbre y el dolor de
tanta gente a nuestro alrededor pasando hambre.
La primavera está a las puertas, ¿será presagio de que una vida
distinta una vida más VIDA es posible?
Solo en Dios está la esperanza de los pobres y en la solidaridad de sus
amigos.
Aquí seguimos inasequibles al desaliento porque sabemos Quién nos cuida
y estamos dispuestas a cuidar y cuidarnos.
Matilde Mª Moreno
LA MASCARILLA DE JOB
“Me taparé la boca con la mano. Me siento pequeño ¿qué
replicaré?…” dijo Job (40,3) A
lo largo de 37 capítulos había sido él quien le hacía preguntas a Dios hasta que, de pronto, cambia el tercio
y es Dios quien se las hace: “El Señor replicó a Job desde la tormenta: (…) ¿Dónde
estabas cuando cimenté la tierra? ¿Quién cerró el mar con una puerta? ¿Has examinado
la anchura de la tierra? ¿Sabes tú cuándo paren las gamuzas o has asistido al
parto de las ciervas? ¿Enseñas tú a volar al halcón? ¿Puedes sacar las
constelaciones a su hora?, ¿Puedes pescar con anzuelo al cocodrilo?”
(38-39).
Ni a Job ni a nosotros nos gusta toparnos con nuestros
límites. Alardeamos de nuestros poderes, exhibimos las conquistas de la tecnología, la proclamamos
reina y señora de la economía y de la política. “Somos los propietarios y
dominadores del planeta, estamos autorizados a expoliarlo”. “Pronto
trascenderemos nuestros límites biológicos”. “El 5G va a permitirnos una
velocidad de conexión inaudita”. “En 2045 el hombre será inmortal”. “Podremos
parar el envejecimiento con una sola inyección.”
Y, de pronto, llega el coronavirus propagándose, él sí, a
la velocidad de 5G, y derriba
violentamente cualquier suficiencia: pedimos con ansiedad información a los
expertos pero ellos reconocen: “No sabemos cuál es su origen.
No tenemos ni idea
de cuál es la fuente de infección ni
tampoco el tiempo que tarda en incubarse. No hay vacuna. No hay tratamiento
específico”. – “Y entonces ¿qué podemos hacer?”, preguntamos despavoridos. Las respuestas son
simples: “Lávense las manos; al toser o al estornudar, hay tápense la boca con un pañuelo de papel y tírenlo. Si no tienen
pañuelo, protéjanse con la manga y luego laven la ropa. Y si tienen la
suerte de encontrar una mascarilla, se la ponen”.
Justo lo mismo que hizo Job. Quizá nos sirva también a
reconocer lo pequeños que somos.
D. Aleixandre. Rscj
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