miércoles, 25 de marzo de 2020

CORONAVIRUS

Las comunidades RSCJ de España estamos bien.

De Salomé Arricibita
Nos acompañamos entre nosotras cada noche por videoconferencia y otros medios. 
Rezamos por los que sufren, sus familias... y tantas personas comprometidas para superar esta pandemia.

Nuestra vida, como en todos los hogares, se ha visto muy alterada. Algunas mantienen sus trabajos sanitarios o sociales fuera de casa, pero la mayoría estamos en casa, siguiendo las recomendaciones oficiales.

En comunicación con rscj de otros países, experimentamos con fuerza el Cor Unum que nos abre a otras comunidades, congregaciones, familias, amigos y colaboradores.
Este tiempo de Cuaresma nos abre a la esperanza que nace de la fe y a la humilde confianza en Dios.

La imagen puede contener: 10 personas, cielo, exterior, primer plano y naturaleza
DE LA COMUNIDAD DE TETUÁN – APLAUSOS – (Dolores Aleixandre)
Los “confinados forzosos” en que nos hemos convertido de la noche a la mañana, estamos respondiendo de manera entusiasta   a la propuesta de asomarnos cada tarde  a las ventanas para aplaudir a los que trabajan en la sanidad pública. En medio de tanta calamidad, redescubrir el aplauso como forma de reconocimiento y gratitud no es chica cosa. Siempre me ha llamado la  atención cuánto se aplaude en la Biblia (aplauden hasta los árboles en  Is 55,12 y los ríos en el salmo 98, 8) y qué abundancia exagerada hay en ella  de verbos como exaltar, ensalzar, alabar, confesar, pregonar, engrandecer, elogiar, glorificar, alegrarse,  regocijarse, estar  jubiloso, exultar, gozarse alegremente, cantar, tocar,  gritar de gozo, vitorear, aclamar, pulsar las cuerdas de un instrumento, batir palmas.
Un detalle curioso: la exhortación a alabar  (halll) aparece 29  veces en los Salmos mientras que servir, solamente  dos. En este tiempo en que echamos de menos trabajar y hacer cosas útiles, podemos entrenarnos en el aprendizaje de aplaudir
DESDE OTRAS PROVINCIAS

DESDE UGANDA/KENIA
Mil gracias por compartir y por la iniciativa. Si me preguntaba como estáis viviendo especialmente en nuestras casas de mayores, ya me imagino se han tomado en serio todas las medidas. De verdad las noticias en concreto sobre España son sobrecogedoras. Nosotras aquí un poco confundidas y en alerta, porque todo es tan gordo, que dices: si en países desarrollados ha cogido tan fuerte que pasara cuando llegue aquí, arrasará... . Por lo que nos informan en  todos los países vecinos ya han detectado casos y aquí hay unas cuantas personas en cuarentena, pero nada confirmado. Con todo ya hoy han cerrado colegios, universidades, etc. y estamos acompañando y muy unida al mundo entero. A la vez vivo desde la serenidad de la fe y la confianza de que todo esto también pasara, pero uff que precios más altos. Bueno no me enredo más en palabras pues esto nos pone en nuestro lugar 'humildad' y silencio ante el misterio del dolor.

Un abrazo fuerte y lo sabes muy unidas en la oración y el cariño. Ya nos iréis poniendo al día. . Somos muy frágiles. Con cariño,  Ma. Eugenia Herrera

DESDE CONGO
¿Cómo están nuestras hermanas?
En el Congo han cerrado las escuelas, las Iglesias.. La gente no comprende la gravedad, y se van a vender a los mercados y en los autobuses va demasiada gente. Muy unida,  Bibiane Langa

DESDE PERU
Nosotras rezamos por ustedes. En casa tenemos la enfermería y las mayores 
Rezad  también por nosotras y por mi para que pueda cuidarlas ya que estoy apoyando en la enfermería
Un abrazo,  Paquita Tamayo
DESDE HAITÍ
El Presidente acaba de decretar el confinamiento. Nosotras estamos bien y preparadas, dentro de lo que cabe, para lo que se avecina.. aquí, en las zonas rurales el confinamiento se puede dar sólo en los papeles porque la mayoría de la gente vive en chozas o en casas  minúsculas que solo se usan para dormir.
El virus correrá como la pólvora en los espacios delante de las casas donde los vecinos conviven todo el día. Allí se guisa, se come se juega, se asea uno al caer la noche….
El chico de la gasolinera hoy tenía guantes, y con ellos  hacia lo de siempre: servir gasolina, cobrar y rascarse un ojo. También tenía mascarilla que se quitabamuy amablemente para hablar con nosotros, con sus sucios guantes, y se la colocaba para llenar nuestros tanque.
Así es la vida aquí, y esta situación no ha hecho más que empezar. El primer caso de infección ha sido una belga que dirige un orfanato de 100 niños. Es fácil imaginarse el drama. Ya hay barbaros que han atacado el centro. Son de los que piensan que muerto el perro …
Por otro lado hay un montón de bandas armadas matándose unos a otros por el control de territorios. En sus luchas mueren muchos inocentes, los más pobres de los barrios.
Ahora la lucha es el Citè Soleil y les toca muy de cerca a nuestras amigas, las Hijas de la Caridad que viven allí.
Nuestra zona es segura. Sólo nos pesa la incertidumbre y el dolor de tanta gente a nuestro alrededor pasando hambre.
La primavera está a las puertas, ¿será presagio de que una vida distinta una vida más VIDA es posible?
Solo en Dios está la esperanza de los pobres y en la solidaridad de sus amigos.
Aquí seguimos inasequibles al desaliento porque sabemos Quién nos cuida y estamos dispuestas a cuidar y cuidarnos.  Matilde Mª Moreno



LA MASCARILLA DE JOB
“Me taparé la boca con la mano. Me siento pequeño ¿qué replicaré?…” dijo Job (40,3)   A lo largo de 37 capítulos había sido él quien le hacía preguntas  a Dios hasta que, de pronto, cambia el tercio y es Dios quien se las hace: “El Señor replicó a Job desde la tormenta: (…) ¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra? ¿Quién cerró el mar con una puerta? ¿Has examinado la anchura de la tierra? ¿Sabes tú cuándo paren las gamuzas o has asistido al parto de las ciervas? ¿Enseñas tú a volar al halcón? ¿Puedes sacar las constelaciones a su hora?, ¿Puedes pescar con anzuelo al cocodrilo?” (38-39).
Ni a Job ni a nosotros nos gusta toparnos con nuestros límites. Alardeamos de nuestros poderes, exhibimos  las conquistas de la tecnología, la proclamamos reina y señora de la economía y de la política. “Somos los propietarios y dominadores del planeta, estamos autorizados a expoliarlo”. “Pronto trascenderemos nuestros límites biológicos”. “El 5G va a permitirnos una velocidad de conexión inaudita”. “En 2045 el hombre será inmortal”. “Podremos parar el envejecimiento con una sola inyección.”
Y, de pronto, llega el coronavirus propagándose, él sí, a la velocidad  de 5G, y derriba violentamente cualquier suficiencia: pedimos con ansiedad información  a  los expertos pero ellos reconocen:   “No sabemos cuál es su origen.

 No tenemos ni idea de cuál es  la fuente de infección ni tampoco el tiempo que tarda en incubarse. No hay vacuna. No hay tratamiento específico”. – “Y entonces ¿qué podemos hacer?”,  preguntamos despavoridos. Las respuestas son simples:  “Lávense las manos; al toser o al estornudar, hay tápense la boca con un pañuelo de papel y tírenlo. Si no tienen pañuelo, protéjanse con la manga y luego laven la ropa. Y si tienen la suerte de encontrar una mascarilla, se la ponen”.
Justo lo mismo que hizo Job. Quizá nos sirva también a reconocer lo pequeños que somos.

D. Aleixandre. Rscj










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